Perspectiva
Solo con presión habrá reclasificación
Es el momento de hacer un frente común contra la nueva agresión del Gobierno.
La negociación del Estatuto Marco que ahora nos ocupa es una clara oportunidad para sentar las bases de lo que deberá ser el marco básico de condiciones de trabajo, nuestros derechos y deberes, la regulación de nuestro desempeño profesional, y la cobertura de nuestras necesidades, presentes y futuras.
Conseguir que esta ley clarifique muchos de los conflictos laborales que tenemos abiertos en los diferentes centros de trabajo y ante las administraciones y acabar con los frenos profesionales que cada día limitan nuestra actividad profesional son nuestros objetivos. Porque de esta negociación dependen aspectos cruciales como la reclasificación profesional,
Reconozco que las palabras de la ministra al comienzo de la negociación fueron un aliento a la confianza de alcanzar buenos acuerdos, pero la marcha de la negociación y la posición del Ministerio de Sanidad nos están dando visos de que esto no va a ser así; más de lo mismo. Una cosa es lo que se vende y otra bien distinta, lo que se hace.
Vuelco a la negociación
Tras un parón de seis meses, la negociación ha dado un vuelco y lo que se nos ha dicho ahora sobre la supuesta reclasificación de enfermeras y fisioterapeutas es que realmente no hay reclasificación.
Lo que proponen es un cambio de nomenclatura, alineándola con el Marco Europeo de Cualificaciones, sin correspondencia en la clasificación profesional que nos marca el EBEP, lo que en la práctica se traduce en seguir relegados en el subgrupo A2 a nivel retributivo. Es decir, una supuesta “reclasificación” a coste cero, que estaría acompañada de una nueva definición de funciones y competencias de las diferentes categorías dentro del SNS.
¿Esto qué supone?, pues sin duda una nueva burla y falta de respeto a nuestra profesión. Reclasificarnos sin reconocimiento retributivo supone que la formación, la titulación, así como el nivel de responsabilidad y ampliación de funciones, no merecen ser recompensados. Esto atenta claramente contra nuestros derechos laborales, y eso no es negociable.
A esto le añadimos que esta propuesta del Ministerio viene disfrazada de “oportunidad de crecimiento”, sin embargo, no podemos engañarnos, sin una reclasificación real y efectiva, sin un reconocimiento económico, similar al que ya perciben otras profesiones, esto no se llama progreso, se denomina sobrecarga y explotación. Tenemos que empezar a denominar a las cosas por su nombre.
Rol ambiguo
En lugar de avanzar, quedaríamos atrapados en un rol ambiguo, que es el que llevamos ya unos años asumiendo, un rol que perpetua una dinámica laboral muy peligrosa, que es la de “castigar” a los trabajadores más eficientes y resolutivos, con más carga de trabajo, más responsabilidad, más funciones, porque son quienes sacan todo lo que le eches adelante, pero sin ninguna mejora a cambio.
Esto es un auténtico “castigo” hacia nuestra profesión, y nos está llevando a una permanente erosión de la calidad de nuestro empleo. Todos los días nos siguen pidiendo más por nada.
Premio envenenado
No vamos a aceptar este aparente premio envenenado, esta agresión, cueste lo que nos cueste, porque es gratis para ellos, pero a nosotras nos sale muy caro. Exigimos justicia salarial, igualdad y reconocimiento.
Hay que poner límites, recordarles que el esfuerzo que hemos hecho como profesión merece ser recompensado, igual que el de otras profesiones situadas en nuestro nivel formativo, que tenemos un valor, y que ese valor no puede ser ignorado. No puede haber mayor responsabilidad sin retorno.
Encrucijada
Hay que tomar decisiones dirigidas a resolver nuestro futuro, evitando caer en una encrucijada, porque nuestro esfuerzo no puede seguir siendo invisible, no podemos permitir que se mantenga el agravio que sufrimos enfermeras y fisioterapeutas desde hace más de 17 años.
El Estatuto Marco no volverá a negociarse en otros 20 años, si llega a hacerse, y si ahora se consolida esta agresión, estaremos hipotecando generaciones de profesionales.
Tenemos claro que el momento es ahora, que ha llegado el tiempo de pulsar nuestro poder y nuestra fuerza. De hacer un frente común, laboral y profesional, en el que entremos todos y defendamos todos juntos que si no hay aumento retributivo es porque no hay cambio de subgrupo, y sin cambio de subgrupo no hay reclasificación. Sin reclasificación no hay trato.