Perspectivas

Hartas de ser discriminadas

Son innumerables las veces que hemos escuchado que la consecución de la igualdad real en derechos, condiciones y oportunidades entre las mujeres y hombres es una prioridad para los poderes públicos y políticos de nuestro país.

Este año, con motivo de la celebración del Dia Internacional de la Mujer, la sociedad en su conjunto volvió a oír compromisos de mejoras y avances desde las tribunas y parlamentos, pero también pudo escuchar la voz de una profesión que está harta por una situación de discriminación que sufre desde sus orígenes.

Las enfermeras nos concentramos en nuestros lugares de trabajo para mostrar un rotundo rechazo a la falta de reconocimiento y respeto que recibimos a pesar de ser la fuerza laboral mayoritaria de la sanidad. 

Discriminadas

Hartas se ser discriminadas y sufrir constantes barreras y dificultades para poder avanzar como profesión. Hartas de que ser mujeres y dedicarnos a los cuidados lastre un desarrollo que nos corresponde en base a nuestra formación, competencias y capacidad de liderazgo.

La influencia del género en nuestra profesión ha propiciado que históricamente no se nos valore ni reconozca. Ni antes ni ahora.

No hemos sido ni somos una prioridad para las administraciones públicas o partidos políticos.

¿Qué explicación tiene sino el hecho de que llevemos más de 15 años pendientes de lograr la clasificación profesional que nos corresponde dentro del sector público?  Tenemos la misma titulación de Grado y créditos ECTS (240) que otras profesiones de igual nivel, pero no tenemos las mismas oportunidades ni condiciones laborales.

Inferior clasificación

Lo que tenemos es una inferior clasificación profesional que provoca una brecha de genero laboral que impide nuestro acceso a puestos de gestión, dirección y liderazgo, además de una remuneración justa y equitativa.

Esta es la realidad ante la que nos rebelamos y ante la que reclamamos soluciones. Pedimos al presidente de un gobierno como el actual, que se declara progresista y feminista, que reforme la ley y se posibilite una clasificación profesional justa.

Hasta la fecha hemos recibido buenas palabras por parte de la ministra de Sanidad y su compromiso de abordar este asunto, pero seguimos a la espera. No nos engañemos. Hoy no es una realidad.

Estereotipos

En las concentraciones pusimos el foco en esta demanda, pero hay otras muy importantes como acabar con los estereotipos sexistas, con nuestra inestabilidad y sobrecarga laboral, con las dificultades añadidas para conciliar o con las agresiones físicas y verbales.

También en el hecho de que no hayamos podido acceder aún a la jubilación anticipada voluntaria.  Otras profesiones ya lo han conseguido hace tiempo porque siempre se ha vinculado la penosidad laboral con la dureza física propia de actividades muy masculinizadas, pero nunca se ha tenido en cuenta la dureza psicológica, la carga mental y la alerta permanente que afectan a nuestra profesión. 

Reclamamos las mismas condiciones, oportunidades y derechos. Reclamamos realidades.  Ahora y en el futuro.