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Recuerdos de un viaje a Tierra Santa

Todo lo que vivimos en esos días fue maravilloso, no sólo por su valor artístico e histórico, sino también por la carga tan profunda de sentimientos, ya que aunque se nos advirtió que era un viaje turístico y no una peregrinación, sin embargo nuestro responsable, Manuel, y nuestra guía encontraron momentos fuertes que nos permitieran volver 2010 años atrás y seguir los pasos del Niño Dios en Belén hasta su muerte en el Calvario.

Por Mª Ángeles Benedi

La llegada a Jerusalén fue muy emotiva, como siempre muy pendientes de pequeños detalles que los hacen grandes. Paró el autobús en el mirador del Monte Scopus desde donde se podía contemplar, al atardecer, una maravillosa vista de Jerusalén, se nos dio una pequeña copa de madera y un trocito de pan, en las copas se nos repartió vino y todos, con emoción y alegría brindamos por esta ciudad que nos acogía cantando a pleno pulmón:

“Qué alegría cuando me dijeron

vamos a la casa del Señor,

ya están pisando nuestros pies

tus umbrales Jerusalén...”

En el mismo mirador había otros grupos brasileños y portugueses y todos cantando con la misma alegría.

Mar de Galilea, qué voy a contar de la travesía en barco desde la ciudad de Tiberiades a Cafarnaún, ciudad donde vivía Pedro y donde Jesús pasó gran parte de su vida pública. También en el barco se cantó con alegría y emoción canciones alusivas a ese momento. Subimos al Monte de las  Bienaventuranzas, antes, nuestra guía nos leyó en el autobús un escrito testimonio que un grupo de jóvenes africanos había redactado después de esta visita y que era como un compromiso de sus vidas para con el mundo y los más necesitados. Realmente era precioso.

El Monte de los Olivos, el de la Precipitación, el “Taghba”, lugar de la multiplicación de los panes y los peces… y podía seguir más y más, Nazaret, la Anunciación, el Vía Crucis rezado de forma sencilla, pero muy sentido por las calles de la Vía Dolorosa. El Cenáculo, el Muro de las Lamentacieotcnes, . El Grupo no fue muy numeroso pero hubo unión y muchas ganas de compartir lo mejor de cada uno.

Nuestro viaje acabó con una cena de despedida y, como a lo largo del viaje, no faltaron los detalles de nuestros organizadores y de la agencia de viajes. El Libro de los Salmos, encuadernado en formato pequeño, escrito en Español y en Hebreo, una rosa (que todavía la guardo seca) y el Certificado de Peregrino de Jerusalén.

Quiero felicitar a SATSE y agradecer su acertada gestión y, espero con interés, el viaje que me pueda ofrecer en 2011. Por todo, ¡gracias!

Viaje Israel jubilados