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Cómo protegernos ante los ataques y estafas online

Las amenazas por parte de delincuentes que se dedican a los fraudes y ataques online han aumentando en los últimos años, resultando especialmente vulnerables las personas mayores.

El uso de las nuevas tecnologías para comunicarnos u obtener todo tipo de información (internet, correo electrónico, redes sociales…) es cada vez mayor entre las personas de más edad. En la actualidad, los mayores de 65 años tienen tres dispositivos electrónicos de media, tres de cada cuatro un ordenador, el 70% un smartphone y el 45% una Tablet.

Ante esta realidad, son también cada vez mayores las amenazas por parte de delincuentes que han dejado atrás los pequeños crímenes y las estafas en persona y se han pasado a los fraudes y ataques online.

Por ello, expertos en ciberseguridad aconsejan adoptar una serie de preocupaciones que resultan de especial utilidad para el colectivo de los mayores ya que pueden llegar a ser víctimas más fáciles por su falta de costumbre a la hora de saber detectar fraudes online y su tendencia a compartir y confiar en las noticias o informaciones que les llegan.

El primero de los consejos es crear contraseñas sencillas pero seguras. La contraseña deber ser una combinación que solo el usuario conozca, por lo que es recomendable no usar datos personales como fechas de aniversarios o cumpleaños, o los nombres de familiares, ya que estos pueden resultar más fáciles de averiguar.

Además, para asegurarnos de que sea más segura, la contraseña debe ser larga, y estar formada con diferentes letras, mayúsculas y minúsculas, además de símbolos y números.

Estas contraseñas deben ser siempre privadas y no compartirse con nadie, siendo recomendable no guardarla apuntada en ningún lugar cercano al ordenador. Otra práctica positiva es la de crear una contraseña nueva cada vez que la necesitemos, evitando así usar la misma clave en distintas plataformas y aplicaciones.

De otro lado, es recomendable usar ‘bloqueos’ en todos los dispositivos (móviles, tabletas…). Siempre debemos contar con un método que restrinja cualquier intento de acceso al mismo, ya sea con un patrón de dibujo, un código numérico o la huella dactilar digital. De esta manera, en caso de pérdida o robo, nos aseguramos de que nadie pueda entrar y obtener los datos almacenados.

También debemos eliminar los mensajes de cualquier remitente desconocido o extraño, tanto a través de los correos electrónicos como de los mensajes de móvil, haciendo especial hincapié en no hacer nunca clic en ningún enlace o archivo adjunto al mensaje.

Una de las prácticas favoritas de los ciberdelincuentes es la suplantación de identidades, haciéndose pasar por marcas de mensajería, bancos e, incluso, supermercados, por lo que antes de seguir cualquier instrucción o hacer clic en los enlaces que estos contienen, hay que contactar directamente con la entidad oficial en cuestión para asegurar la veracidad de estos mensajes.

Por último, es aconsejable contar con la protección añadida de un antivirus, disponibles hoy en día para todos los dispositivos con acceso a Internet.

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